Posteriormente del Concilio Vaticano II, el mandato de recitar esta oración al finalizar la ceremonia fue revocado pero se puede continuar con esta práctica a manera de devoción. Jesús mío, os doy mi corazón, os consagro toda mi vida, en vuestras manos pongo la eterna suerte de mi alma https://knoxfwjud.dm-blog.com/28069644/el-5-segundo-truco-para-oraciones-exclamativas